Nueva cultura del agua
¡TRASVASES NO! ¡RÍOS VIVOS!
Una gestión equitativa y sostenible del agua es fundamento del desarrollo sostenible.
Por eso, no se puede aceptar nunca el expolio que supone el trasvase del Ebro, que
agudizaría los desequilibrios territoriales, provocaría enormes afecciones sociales y
medioambientales (especialmente por los grandes embalses del Pirineo) y lastraría
nuestras posibilidades de desarrollo futuro, al apostar por un desarrollismo
especulativo del litoral costero y la periferia. La coherencia nos exige seguir luchando
contra las propuestas de trasvase y contra esos grandes embalses que lo hacen
posible.
La política del agua sólo puede avanzar si la construimos desde los nuevos principios
(unidad de cuenca, eficiencia, uso racional, respeto medioambiental, control de la
demanda, computación de costes...), entendiendo nuestros ríos y otros sistemas
acuáticos como ecosistemas llenos de riqueza y cargados de historia y patrimonio, y
no como meras tuberías o depósitos de agua.
El Pacto del Agua de Aragón de 1992 (en el que no habían participado los afectados) y
el Plan Hidrológico que lo recoge como anexo se han quedado obsoletos. Las Bases
para la política del agua imponen una visión parcial de la gestión del agua, dando la
espalda a la aplicación de la directiva marco en el contexto de los efectos del cambio
climático, y siguen sin acordar a los afectados por las obras hidráulicas la
consideración que se merecen.
Los cambios fundamentales en la legislación autonómica, estatal y europea en tema
medioambiental y de aguas que se han producido en este tiempo, las posiciones
técnicas de los expertos y de la comunidad científica en general y el avance de los
principios de la Nueva Cultura del Agua, que ya han calado en las instituciones de la
Unión Europea, nos obligan a reformular en profundidad la política del agua.
CHA continuará defendiendo con coherencia estas posiciones en todos los foros,
porque sólo desde la coherencia, la responsabilidad y el apoyo de la ciencia y con
diálogo social podremos conseguir que convivan las gentes del llano y de la montaña,
las del campo y las de la ciudad, de manera no haya que sacrificar a unos para salvar
a otros.
CHA propone:
143. El rechazo rotundo a cualquier Plan Hidrológico Nacional que conlleve
transferencias de agua entre cuencas y en especial el trasvase del Ebro, pese
a la argucia de incorporar a estos planes demandas históricas, como las
comprendidas en el Pacto del Agua de Aragón, algunos de cuyos embalses -de
grandes afecciones sociales y ambientales- son imprescindibles para hacer
viable el trasvase.
144. Compromiso de aplicar las prioridades fijadas en la Declaración Europea por
una Nueva Cultura del Agua que deben centrarse en adoptar una nueva visión
ética basada en el reconocimiento de las diferentes funciones y valores del agua
para así priorizar los derechos en cuestión:
· El agua para la vida. La función básica de garantizar la supervivencia para
los seres y humanos debe ser reconocida como una prioridad primordial, un
derecho humano universal. El ejercicio de este derecho humano y la
sostenibilidad de la biosfera deben ser garantizados de forma eficaz.
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